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Riesgo sanitario asociado al comercio de animales acuáticos

Si bien como veterinario, me sería fácil establecer un paralelismo, respecto de la sanidad, entre las especies ganaderas y las acuícolas, dado que la salud en ambas especies depende fundamentalmente de las condiciones medioambientales, de la alimentación y de las prácticas de manejo, existen sin embargo, dos aspectos que las hacen diferentes y que desde el punto de vista sanitario revisten suma importancia.

La primera es que los animales acuáticos son animales de sangre fría, lo que implica que su temperatura corporal y por tanto su metabolismo, incluyendo su sistema inmunitario, depende esencialmente de la temperatura del medio circundante; y la segunda es que precisamente ese medio circundante, el agua, tiene propiedades biológicas y químicas comparativamente mucho más complejas que el aire y una menor disponibilidad de oxígeno. Por lo tanto, las variaciones de los factores ambientales: temperatura, disponibilidad de oxígeno, salinidad, pH, presencia de contaminantes, como inductores de estrés, tienen una gran influencia sobre el sistema inmunitario de los peces, hasta tal punto, que podemos afirmar que los animales acuáticos son capaces de sobrevivir en presencia de múltiples agentes patógenos específicos, si los factores ambientales son los adecuados y por extensión, la severidad de una infección dependerá de esos mismos factores ambientales.

Tampoco podemos olvidar que los agentes patógenos se trasmiten más fácilmente a través del agua que por el aire.

La intensificación que vive actualmente la acuicultura es, en todo caso, inductora de estrés, ya sea por la vía de las condiciones medioambientales, de la alimentación o del manejo y a su vez del estrés, como factor inmunodepresor, es la principal causa de la aparición de las patologías.

Una vez que tenemos presentes las patologías, el movimiento de animales vivos es el mayor responsable de la difusión de las enfermedades y en este punto podemos volver a establecer similitudes y diferencias con las especies ganaderas.

En cuanto a las similitudes, la estructura de las explotaciones y ciertas prácticas comerciales que favorecen la difusión de las enfermedades, pero es en las diferencias, dónde estriban unos mayores riesgos para la acuicultura: la aparición continuada de nuevas enfermedades no descritas hasta ahora y el desconocimiento del estado sanitario de la mayoría de los países sobre todo de los menos desarrollados.

Ante esto, la acuicultura necesita de un análisis de riesgo serio realizado por un equipo multidisciplinario para poder tomar una decisión lo más objetiva posible, aún sabiendo que quedará la dificultad de concretar lo que se podrá considerar como riesgo aceptable.

Los animales que más riesgo presentan son los moluscos bivalvos:

  • Por existir un comercio mundial muy activo de animales vivos
  • Por desconocerse las enfermedades existentes en muchos países, sobre todo en los menos desarrollados. De donde se deriva el riesgo que conlleva la inmersión en agua de moluscos vivos importados con destino al consumo humano
  • Por ser poco conocidos los mecanismos de transmisión de las enfermedades
  • Por no existir líneas celulares para el diagnóstico de virus
  • Por no existir vacunas ni tratamientos

En el caso de los peces, la introducción de peces o huevos ha demostrado ser la causa de mayor riesgo de aparición de enfermedades virales; de aquí que sea muy recomendable que únicamente sean las explotaciones de ciclo cerrado las que aprovisiones a las demás. Ello sin menospreciar el riesgo que suponen: los productos de la acuicultura, el agua de alimentación, los alimentos, las aves ictiófagas, etc.

Las importaciones de especies foráneas con destino a la acuicultura o de peces ornamentales puede ser una vía para la introducción de enfermedades exóticas, sobre las que existe un gran desconocimiento.

Teniendo en cuenta el principio de que «la ausencia de evidencia de una enfermedad no es una evidencia de su ausencia» se deberían poner a punto sistemas de vigilancia y control epizootilógico en la acuicultura.

Igualmente, será muy importante la acreditación de laboratorios de patología de peces, moluscos y crustáceos, pues ello dará la posibilidad de estandarizar la metodología y las técnicas de diagnóstico.

Determinados países han combatido el riesgo de transmisión de enfermedades ligado al comercio, mediante la aplicación de medidas legislativas. La severidad de las legislaciones nacionales a este respecto es muy variada y ello se traduce en una gran diversidad de normas sanitarias que rigen el comercio internacional. Esto hace necesaria, una armonización global de los requisitos de índole sanitaria, que deberá contribuir al establecimiento de unas reglas de juego comunes para el comercio, y en ello está particularmente involucrada la Oficina Internacional de Epizootías (OIE).

La OIE, con sede en París, es una organización intergubernamental cuyas misiones son:

  • Informar a los gobiernos sobre la presencia y la evolución de las enfermedades animales en el mundo y los medios para combatirlas
  • Coordinar los estudios sobre la vigilancia y el control de las enfermedades animales a nivel internacional
  • Armonizar las reglamentaciones de los países miembros en materia de intercambio de animales y productos de origen animal.

La OIE, que cuenta con cuatro Comisiones Especializadas, una de las cuales es la Comisión para la Enfermedades de los Peces, publicó en 1995 el Código Sanitario Internacional para los animales acuáticos y el Manual de Diagnóstico para las enfermedades de los animales acuáticos; Código y Manual que han sido revisados en al año 2000. Este Código será de gran importancia para el comercio con países terceros, ya que el nuevo Acuerdo sobre la aplicación de medidas sanitarias y fitosanitarias (Acuerdo SPS) de la Organización Mundial de Comercio (OMC) establece una serie de principios que pretenden facilitar el comercio, minimizando a la vez los riesgos de propagación de patologías humanas, animales y vegetales. Uno de los principios fundamentales del acuerdo SPS estipula que toda barrera sanitaria aplicada a las importaciones deberá basarse en criterios internacionalmente aceptados. En materia de sanidad animal y de lucha contra las zoonosis, los criterios internacionales de referencia para la OMC son los que establece la OIE en su condición de organización mundial de sanidad animal.

Por otra parte, la Unión Europea dispone, desde el año 1993, de un conjunto de disposiciones sanitarias aplicables a la acuicultura, tanto al comercio intracomunitario, como a las importaciones procedentes de terceros países. En la actualidad la Comisión de la CE está revisando dicha legislación con el fin, entre otros, de aproximarse a las recomendaciones que la OIE tiene establecidas en el Código Sanitario Internacional.

Autor: Antonio Quintana Álvarez

Fuente: http://www.revistaaquatic.com/

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